Una civilización contaminada

 

¿Qué fue la cultura maya?


Se conoce como la cultura maya o civilización maya al conjunto de los pueblos precolombinos que gobernaron Mesoamérica durante 18 siglos, desde la Época Preclásica (2000 a.C. – 250 d. C.) del continente, hasta la Época Posclásica (900-1527 d. C.), cuando se produjo la Conquista de América.

Fue una de las civilizaciones más destacadas en la América originaria toda. Dejaron tras de sí un conjunto importante de ruinas y un legado cultural que inspiró a las culturas posteriores, parte del cual aún sobrevive.

Los mayas son celebrados por distintos aspectos de su avanzada cultura. Por ejemplo, inventaron el único sistema completo de escritura de América precolombina, y desarrollaron un conocimiento propio en materia artística, arquitectónica, matemática, astronómica y ecológica. Entre otras cosas, se les atribuye la invención del cero.
Por todas estas razones, durante su apogeo fueron la cultura dominante de toda la región. Controlaron gran parte del territorio mesoamericano y mantuvieron dinámicas relaciones de intercambio con otras culturas vecinas, como fueron los olmecas o los mixtecos.

Los mayas fueron un pueblo mesoamericano, es decir, que florecieron en el área cultural mesoamericana, una de las seis cunas de la civilización humana en nuestro planeta. Dicha región se extiende desde el actual centro de México hasta América Central.

Los mayas llegaron a abarcar el sureste de México, la totalidad de Yucatán, Guatemala y Belice, la región occidental de los territorios actuales de El Salvador y Honduras. Conocieron el Golfo de México, el Litoral caribeño y el Océano Pacífico. Es decir que controlaron aproximadamente un tercio de la extensión total de Mesoamérica.


Los antiguos jardines mayas en fin de una era

 Los antiguos mayas tenían parques en sus ciudades 

La relación de los mayas con el agua y la vegetación en la selva no sólo les permitió adaptarse al entorno y construir grandes metrópolis, también fue clave en su vida espiritual. La presencia de cenotes, ríos subterráneos y un clima propio del bosque tropical propició la adoración de este elemento y su vinculación con deidades como Chaac o el propio Kukulkán.

 Este dominio de su entorno natural les llevó a conseguir hitos al alcance de pocas civilizaciones antiguas, como el primer método conocido para purificar el agua utilizando cuarzo cristalino y zeolita, minerales que se siguen utilizando actualmente para eliminar metales pesados y bacterias del agua que consumimos.

Estos sistemas fueron hallados en Tikal, una ciudad maya ubicada en Guatemala que vivió su esplendor durante el Posclásico; sin embargo, no existen naturalmente en la zona y sus alrededores, sino que se transportaron desde un depósito a 46 kilómetros de distancia de la urbe.

El descubrimiento realizado en noviembre de 2020 demostró la habilidad de los antiguos mayas para tratar el agua y los recursos naturales; no obstante, un descubrimiento reciente del mismo equipo en Tikal pone de manifiesto su maestría para controlar cuerpos de agua y vegetación. A través de un novedoso sistema capaz de analizar el ADN de plantas antiguas encontradas en el sedimento del Templo I de Tikal, Investigadores de la Universidad de Cincinnati confirmaron que alrededor de los embalses de la ciudad, la fuente principal de agua estaba rodeada de cientos de árboles y vegetación salvaje, un conjunto contrastante con las grandes pirámides y el bullicio de la metrópoli, que llegó a albergar a 45 mil personas.

El análisis reveló la presencia de 30 especies de plantas, árboles y enredaderas con flores que vivieron en la ciudad antigua hace más de mil años. Además, los autores descubrieron que el centro de Tikal estaba pavimentado casi en su totalidad, una situación que provocaba el aumento de la temperatura durante los meses más cálidos del año.
La escena fue descrita por los autores del estudio como un bosque en medio de la ciudad, un oasis salvaje cuyas dimensiones eran de 50 por 50 metros y revela una concepción antigua nunca antes vista de las áreas verdes y los parques en grandes ciudades.

La zona poseía una diversidad de más de 30 especies vegetales, con árboles que se elevaban hasta 30 metros de altura, rodeados de templos y palacios. No obstante, aún no es posible saber si esta área funcionaba como un espacio público contemporáneo al que todos tenían acceso o bien, era parte de un complejo disfrutado únicamente por la élite.